La simbiosis perfecta |
Una combinación inesperada, que es el vínculo entre el pasado y el presente. El apartamento de Campo de Ourique adquiere decoraciones bastantes opuestas, en lo que se refiere al cuarto, con una decoración limpia y armoniosa, y la sala, con una decoración clásica, destacando el dorado. |
Comenzando por la sala, esta tanto tiene piezas modernas, como es el ejemplo del sofá y del mueble TV, como también tiene piezas clásicas, ejemplo de ello es el espejo y el candelero dorados. Así, la sala de estar dispone de un espacio exquisito, compuesto por un sofá decorado con cojines de diferentes patrones auténticos, un sillón y dos mesas de centro, con la tapa de mármol, reforzando la idea de sofisticación. Tales mesas exponen piezas como copas, velas y libros, ayudando así a la creación de un ambiente acogedor. La TV está entre un mueble de madera, moderno y simple, y una estantería que soporta piezas de diferentes colores y culturas, dando un toque único a la división. Es también en este espacio que se encuentra un espejo y un candelero dorados, con un diseño rebuscado y clásico, el contraste perfecto que trae personalidad a la división. Esta oposición es aún más evidencia con una gran pintura que decora las paredes de esta sala, manteniéndose en el registro dorado y misterioso. |
En el comedor, el escenario se repite, con el contraste entre la mesa y los asientos contemporáneos, y el cuadro, el candelero y la lámpara de techo clásicos, dorados, que nos remiten a un ambiente exquisito y lujoso. Como se ha dicho anteriormente, el cuarto subraya la tranquilidad y la pureza, con colores claros y serenos. La cama, con una cabecera despojada y clara, condice con mesillas de noche modernas, de líneas simples y prácticas. Como podemos ver en las imágenes, la cabecera es versátil, pues tanto combina con un papel de pared estandarizado o liso. |
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